Diáfano
—¿Sabés que significa que algo sea diáfano?— dijo, sin mediar consentimiento de charla. Leía un libro de arquitectura de Le Corbusier. Nunca abrí un libro de arquitectura, supongo que no solo se leen, sino que también se miran. Pero evidentemente, él lo estaba leyendo. ………. El salón del hostel donde nos hospedamos, tenía un espacio común al que le pusieron nombre en inglés. En temporada alta, el sur se llena de gringos y hay que quedar bien. Había un ventanal gigante, por donde entraba el sol directo de la mañana y se reflejaba en el valle por la tarde. Libros en todos los idiomas se apilaban sobre una estantería de pino, junto con revistas de aventuras tipo Weekend, de esas donde la gente de la tapa anda en bicicleta por el barro o muestra lo que pescó. Al costado, se erguía una de esas lámparas antiguas de pie, que se confabulaba en armonía con toda la estética de madera pino que tenía el Hostel. Yo tenía un té digestivo en la mano y me quedé colgada mirando el atrapasueños que baja