La teoría

Escuchame una cosa, Tito, prestame atención. Vos me tenés que entender, tenés que creerme. Sos mi amigo, Tito. Esto... de esto yo no creo nada, viste. Algo raro pasa. Ya me conocés… toda una vida. La Elsa no me quiere escuchar y eso que yo le digo, Elsa, Elsita mi amor, haceme caso con esto, dame bola, Elsita. El otro día insistí, insistí, mientras ella se limpiaba las manos con el repasador y después se lo colgó en el delantal, ¡jé! ese gesto tan de ella, qué se yo, estaba atravesado por este pensamiento y ella me decía pero no, loco, estás loco, qué estás tomando. Esto lo hacen por el bien de todos, no escuchaste al presidente, al gobernador, no escuchaste a los médicos. Y siguió con su catarsis, viste cómo es, qué decís Miguel, estás viejo, esas cosas, dejate de joder, esto es porque vas mucho ahí, todo el tiempo, todos los días, quedate en casa, por el amor de Dios dejá de ir a hablarle a un mosaico. Pero vos me vas a escuchar, Tito, tuve un sueño, un algo con todo esto del virus y los barbijos y el plaf-plaf ese que te tirás en las manos...¿Cómo se llama? Bueno, vos me entendés Tito. Escuchá, escuchame, no me interrumpas. Porque ahora son así las cosas, ¿viste? Hay que ir al carnicería del Armando y tirarse un plaf, ir al almacén y plaf. Pero escuchá. Tuve un sueño, una visión, lo que se dice futurística. Si, eso, una estefanía, bueno, bueno una epifanía ¿Cómo? E-pi-fa-ní-a. ¡Ahí está! El inteligente sos vos Tito, por eso me gusta hablarte y contarte mis cosas, compañero. Vos sabés de eso. Me entendiste, qué sé yo. Bueno, tuve un sueño. En fin. Pasame un mate, Tito. Dale que se me seca la boca. Te sigo contando. Cebo yo, dejá.

Hablando de contar, ¿seguís escribiendo cuentos? Mirá si te hacés el canchero con eso te mato pero se que sos bueno, sos bueno, te leí. Encontramos algunos de esos en tu baúl, me los pasó la Claudia, tu hermana eh, no te habrás olvidado, que estaba media cimarrón, vistes, media indomable y decidió volverse para la Buenos Aires cuando la habilitaron, tuvo que pedir un permiso especial, qué se yo, porque andá a saber qué, algo con la tristeza y yo no le dí ni pelota, ya está grande Tito, con su marido, tus nietos. En fin.

¿Me explico, Tito?

Bueno, después me contestas. Ojalá, che, digo que sigas escribiendo… 

Dejame seguir, che, que no termino más la idea. ¿Viste que yo creo en los extraterrestres y todo eso?  Cómo los de las películas, los grises, los cabezones, estos bichos de otros planetas, otras estrellas. Están evolucionados, qué sé yo. Pará, pará, no te rías, Tito. Siempre me hacés lo mismo, sos un viejo hinchapelotas. ¡No perdés las mañas, eh! Lo de los bichos –¡esto se me ocurrió a mí eh! – , lo relaciono con lo que pasa hoy. El barbijo este es para siempre, parece, ya lo usan en el noticioso del canal once. Y ahí dicen que va a ser obligatorio, como usar pantalones, como andar vestido o cómo apoyar la sal en la mesa a ver si te da mala suerte.

¡Mostrar la cara es como estar en bolas! ¿Lo podés creer, Tito?

Nosotros estamos viejos y ya no nos cambia nada, pero los nietos... Pienso en mi nieta… Pobrecita. ¡Ah! Me hiciste acordar, ya anda un poco mejor y te manda muchos besos. Siempre viene a preguntarme cosas de vos. Pero yo me la imagino, en unos años, con sus amigos sin sacarse el coso ese de la cara, sin verse las bocas cuando hablan, modulan, se van a olvidar de comunicarse, demasiado el tiki tiki del telefonito.... 

¡Qué tristeza, Tito querido!

Bueno, mirá, mi teoría es esta: nos vamos a convertir en estos bichos. Encima viste que tienen la boca chiquita, son flaquitos, escuálidos. Lo vimos en la programación de Chiche, por la tele ¿te acordás? Los marcianos. Y ahora estos chicos de hoy no quieren comer más carne, entonces la boca se les va a ir achicando como a ellos, Tito. La evolución, qué sé yo, cómo te dije antes. Lo que se dice, la adaptación a los cambios. Lo leí en el diario o en algún lado.

Todo es cuestión de tiempo, ¿no? 

Cuestión de tiempo, Tito. Y, no se si te acordás de las películas, apenas tienen una nariz chiquita, chiquita… ¡Nosotros vamos a terminar igual! ¿Para qué queremos nariz? Si van a estar tapadas por el coso este. Solo los agujeros y listo. ¿Me seguís? ¿Y viste los ojos grandes que tienen? ¿Y qué te parece? Es lo único que queda libre en la cara, es el único…cómo se dice, organismo, bueno órgano, que se va a desarrollar más y más. 

La vista... 

Igual no me voy a quejar, eh. Si me crecen los ojos. Ahora que estoy viejo, que no sirvo para nada, no sabés cómo me duelen las caderas, Tito, y las rodillas ni las siento. Y me acuerdo cómo corríamos ahí, en las canchas de Lorenzo, mirá cómo pasó el tiempo y la pucha. Pero te decía, no me quejo, si puedo ver mejor, es para lo único que sirvo…Y las chicas, nene, no sabés cómo están. Ya sé, ya sé, no seas viejo verde, decís, ya sé. Mejor me callo.

Bueno, que te quería decir. Esto de mi teoría. ¿Me entendés? ¿Me seguís, Tito?

Es muy rayada, ya lo sé... Es muy rayada esta teoría que tengo. ¿Seguro que no querés mate? Está bueno, eh. Le puse azúcar negra, como te gustaba a vos. Como te gusta. Bueno, sigo, sí, sí. La cuestión es que estos bichos se meten en unos tubos plateados en el espacio y viajan a través del tiempo. Lo ví en la película. Así, de un soplido, saltan entre milenios. Y sí es así, que, escuchame bien, para mí es así, estos años no vinieron solos, para mí, son como nosotros pero vienen del futuro y empezaron así, como ahora, con barbijos. No son marcianos, son humanos que nos venimos a buscar.

¿Te imaginás? ¿Te imaginás eso, Tito?

Poder volver desde el futuro al pasado, hacer como un bucle, un rulo, y volver; cambiar algunas cosas, qué sé yo, acompañarte, Tito, como me pediste, y dejarme de joder con las minas, con el billar e irme con vos; y charlarte para que no te quedes dormido, Tito, seguir derecho total mañana es feriado, agarrar las cañas, ir al río, pasar por la panaderia, comprar El Gráfico, hacer un fueguito, acostarnos en el pasto, calentarnos con el sol de invierno.


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